Análisis Común de País - Costa Rica -
Análisis del Estado del Ambiente como insumo para la actualuzación del Marco de Cooperación.
Análisis del Estado del Ambiente como insumo para la actualuzación del Marco de Cooperación.
El presente documento corresponde al componente de Análisis Común de País (CCA) de Costa Rica.
Fue elaborado a partir de información proveniente del análisis del estado del Ambiente y los Recursos Naturales en el país, e incluye políticas públicas implementadas para promoción del desarrollo sostenible en Costa Rica, complementando con un análisis temáticamente de las actividades y eventos que generan presión e impacto en el Ambiente costarricense.
El objetivo central es ofrecer insumos que contribuyan con la formulación de recomendaciones de política pública en materia de Ambiente y Desarrollo Sostenible al momento de diseñar los Marcos de Cooperación.
El documento valora, adicionalmente, los desafíos de la conservación, del aprovechamiento sostenible de los recursos naturales del país y las respuestas a tales retos desde una perspectiva más amplia, y se enmarca en el concepto de integración de la información ambiental disponible en plataformas abiertas, diseñadas para permitir a las partes interesadas utilizar y compartir datos y conocimientos, y participar en la producción y el uso de información científicamente sólida para los procesos de evaluación y para la transición hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Las amenazas por el uso intensivo de agroquímicos, la falta de políticas de protección ambiental, la falta de control de la pesca y la pérdida de ecosistemas por la agricultura y ganadería intensiva son algunos de los factores que han contribuido a que Costa Rica, a lo largo de un Una década más tarde, pasará del tercer país más desarrollado ambientalmente del mundo al puesto 68. Esto se evidencia en el Índice de Desempeño Ambiental (EPI) de 2022, un análisis realizado por investigadores de las universidades de Yale y Columbia que proporciona un resumen basado en datos del estado del desarrollo sostenible del mundo. EPI evaluó 180 países a través de 40 indicadores y 11 categorías, cubriendo temas como la gestión de la biodiversidad, el agua, la agricultura, el cambio climático, la salud ambiental, la vitalidad del ecosistema, las emisiones de carbono y la gestión de residuos en 2011, una década atrás, nuestro país alcanzó su máxima posición en el mencionado ranking, ocupando la tercera posición con 86,4 puntos de 100 posibles. Este año, la nación llegó a su peor posición en el ránking, pues se ubica en el puesto 68 de la lista, con apenas 46.3 puntos de los 100 disponibles en la evaluación.
Si bien el país puntúa bien en algunos de los ítemes evaluados, como porcentaje de áreas protegidas, emisiones disminuidas de dióxido de carbono a causa de la cubierta terrestre, microplásticos encontrados en el mar y hasta figura en el primer lugar con menos crecimiento (relativo) de emisiones de dióxido de azufre; otros rubros bajan la puntuación nacional.
Costa Rica obtuvo una puntuación muy por debajo del promedio en áreas como el desempeño del reciclaje, el uso excesivo de pesticidas y la sostenibilidad agrícola, mayores emisiones de compuestos nocivos para el medio ambiente, pérdida de pastos, humedales y bosques, y pérdida de hábitat para especies en peligro de extinción. Además, la incorporación de nuevas categorías como rendimiento energético, cambio climático, tratamiento de aguas residuales, sobrepesca, estado de las poblaciones de peces, calidad del aire e incidencia de enfermedades por factores ambientales demuestra la falta de políticas ambientales adaptadas a los factores ambientales.
Como ejemplo, Costa Rica usa entre cuatro y ocho veces más plaguicidas por hectárea que los demás países de América que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que son Canadá, Estados Unidos, México, Chile y Colombia.
Diversos estudios muestran que este uso intensivo de pesticidas y fertilizantes le cuesta al país unos 40.233,87 millones de euros al año, casi el 0,1% del PIB, ya que la industria está libre de impuestos hasta 18.412 millones de euros y gasta más de 6.000 millones al año en estas sustancias. se utilizan para tratar la intoxicación sin considerar el costo del daño a la salud debido a la exposición a largo plazo y el daño ambiental. En este sentido, el país exime casi 18.412 millones de euros de impuestos industriales y gasta más de 6.000 millones de euros al año en el tratamiento de las intoxicaciones provocadas por la ingestión de estas sustancias, y ello sin tener en cuenta los costes de los daños a la salud por la exposición a largo plazo y los daños medioambientales.
Adicionalmente, esta sección analiza las estructuras gubernamentales que rigen las áreas temáticas de mayor relevancia para la gestión ambiental.
La gobernanza del tema de Acción por el Clima recae en el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) por su condición de rector en materia ambiental, el cual implementa mediante la Dirección de Cambio Climático (DCC) con funciones dirigidas a coordinar y gestionar la política pública de cambio climático en Costa Rica, con el fin de construir un país justo, resiliente y descarbonizado, centrado en el bienestar de las personas y de la naturaleza. El más reciente esfuerzo con respecto al marco legal del tema fue la publicación del Plan Nacional de Descarbonización y la actualización de la NDC.
El Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO), contempla entre sus objetivos estratégicos el mantener la dotación de servicios ambientales por medio del financiamiento permanente en áreas de interés prioritario. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) es la responsable de la ejecución del Plan Nacional de Gestión del Riesgo.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en su condición de rector del sector agropecuario y rural lidera las acciones que se llevan a cabo en el sector, como por ejemplo los NAMA´s.
La Dirección de Geología y Minas (DGM) está adscrita al Viceministerio de Energía y Calidad Ambiental, del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). La DGM tiene una dirección general y está organizado mediante cuatro departamentos: a) control minero, b) registro nacional minero, c) planificación, desarrollo e investigación, d) administrativo (DGM, 2022). La Ley 6797 conocida como Código de Minería se estableció el 4 de octubre de 1982 y define la organización y funcionamiento de esta DGM (Poder Ejecutivo, 1982). Además, en el año 2002 se realizó una reforma al Código de Minería mediante la Ley 8246 (Poder Ejecutivo, 2002).
El marco normativo es muy diverso en materia de ordenamiento territorial que brinda competencias a diferentes instituciones en diferentes escalas (Mivah, 2012). El marco legal incluye la Ley de Planificación Urbana 4240 (1968), la Ley sobre la Zona Marítimo Terrestre 6043 (1977), la Ley Orgánica del Ambiente 7554 (1995), la Ley de Uso, Manejo y Conservación del Suelo 7779 (1998), la Ley de Biodiversidad 7788 (1998), la Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo 8488 (2006), la Ley Indígena de Costa Rica 6172 (1977), la Ley del Instituto de Desarrollo Agrario 9036 (2012), el Código Municipal 7794 (1998).
Las instituciones que participan en el ordenamiento territorial son: Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU), Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan), el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Instituto de Desarrollo Rural (Inder), el Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), el Instituto de Innovación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y las 82 municipalidades del país (Mivah, 2012).
La rectoría le corresponde al Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, el cual es el órgano técnico rector del Gobierno de la República en materia de ordenamiento territorial y asentamientos humanos.
En la actualidad, este ministerio lidera la implementación de la Política Nacional de Ordenamiento Territorial 2012-2040, por medio de tres ejes estructurales: a) calidad del hábitat, b) protección y manejo ambiental, y c) competitividad territorial.
La gobernanza del tema de Consumo y Producción Sostenible recae en el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) por su condición de rector en materia ambiental, el cual implementa mediante la Dirección de Gestión de Calidad Ambiental (Digeca) con funciones dirigidas a la promoción del mejoramiento del desempeño ambiental de los diferentes actores productivos, priorizando la prevención de la contaminación desde la fuente de generación.
El Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), esta institución contempla entre sus objetivos estratégicos el fomentar un sector industrial competitivo que aporte a un desarrollo económico, sostenible y equitativo. El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) es el responsable de la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo Turístico del país.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en su condición de rector del sector agropecuario y rural lidera las acciones que se llevan a cabo en el sector. El Instituto de Desarrollo Rural (Inder), el cual entre sus objetivos contempla el fomento al bienestar social de las poblaciones rurales.
El Ministerio de Salud (MS), la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y el Ministerio de Educación Pública (MEP), las cuales están ligadas con la temática de estilo de vida sostenible de la Política Nacional de Producción y Consumo Sostenible.
Mitigación: emisiones y absorción, se identificaron tres fuerzas motrices negativas: patrones de producción y consumo insostenibles, demanda de tierras para producción de alimentos y crecimiento del sector transporte. Estas fuerzas generan presiones directas sobre el ambiente, tales como consumo de combustibles fósiles, demanda de recursos energéticos, generación de residuos, uso desmedido de materias primas y cambios de uso del suelo.
El balance de energía 2020 para Costa Rica indica que el sector transporte es el de mayor consumo energético, lo cual representa el 81% del consumo de derivados del petróleo. El segundo en consumo energético es el sector industrial; el sector residencial es el tercero y el de servicios el cuarto en consumo (Sepse, 2020)
Para el sector transporte se identificaron cuatro fuerzas motrices: a) crecimiento económico, b) modelo de transporte preferente del uso de vehículo particular, c) importación de vehículos usados, y, d) deficiencias en el servicio de transporte público (Minae, 2021)
En la adaptación al cambio climático se identificaron tres fuerzas motrices: patrones de producción y consumo insostenibles, manifestaciones del cambio climático y el crecimiento de zonas urbanas y de producción. El aumento de la temperatura ambiental, los cambios de uso del suelo, la presencia de amenazas de manifestación larga (aumento del nivel del mar) y de manifestación corta (huracanes, sequías, eventos extremos) son las presiones directas que se ejercen sobre el ambiente.
En Costa Rica, se estima que los accidentes, el tiempo perdido en el tráfico y los efectos de la contaminación atmosférica local en la salud le cuestan al país el 3,8% del PIB.
Con relación a la gestión de residuos, el 18 % de los distritos en el territorio nacional carecen del servicio de recolección de residuos por parte de la municipalidad, es decir que más de un 80% del territorio nacional tiene cobertura de recolección en los principales centros urbanos y comunitarios.
En cuanto a la manipulación y tratamiento de las aguas residuales, el tanque séptico sigue predominando como la alternativa más utilizada por la población para dar tratamiento a las aguas excretas, siendo este un 75,4%. Los obstáculos financieros, las capacidades dentro de gobiernos locales y la priorización de los temas ambientales dificultan la reducción de residuos contaminantes en el ambiente. La ausencia de manejo integrado de cuencas es otro elemento coadyuvante al deficiente manejo de los recursos hídricos.
Como se menciona más en detalle en la sección sobre agua, las aguas residuales no tratadas son una segunda fuerza motriz que genera las descargas en afluentes naturales, que además van cargadas de diferentes sustancias que aumentan la contaminación superficial.
Por otra parte, tal como se describe en la sección sobre recursos geológicos, el aumento de residuos por consumo de productos tecnológicos, esto se debe al aumento de la población que demanda la producción de nuevas tecnologías y por lo tanto el uso de minerales (ej. Litio); sin embargo, se carece de investigación suficiente para determinar los lugares idóneos para el depósito y realizar el proceso de reciclaje sin contaminar fuentes de agua.
De la mano con esta situación del transporte, es posible hacer referencia al presente estado de la calidad del aire según su último informe (2019), los sitios muestreados presentan valores recomendados por el Reglamento de Calidad del Aire para Contaminantes Criterio, no obstante, en Heredia se registran datos anuales cercanos al límite máximo establecido para concentraciones anuales de partículas PM10.
En las cercanías de la Universidad Nacional en Heredia muestran un promedio anual que sobrepasa los índices registrados en el resto de las estaciones de monitoreo. En el Área Metropolitana, la estación ubicada en la Catedral Metropolitana (SJ-01) es la que registra mayores niveles de PM10 superada por la Ciudad de Heredia en nueve unidades. Lo que muestra que hay importantes limitaciones en cuanto a la disminución de emisión de gases hacia el aire, especialmente en ciertos focos específicos de la Gran Área Metropolitana; podría concluirse que la flotilla vehicular y de transporte público tiene un efecto importante sobre esto.
El país está implementando acciones para controlar residuos sólidos como la Estrategia Nacional de sustitución de plásticos de un solo uso por alternativas renovables, campañas de eliminación de bolsas plásticas y promoción del compostaje como aliado rehabilitar las tierras y los suelos degradados.
En este sentido se presenta la Política Nacional de Saneamiento de las Aguas Residuales (2017) que viene acompañada de un plan de inversión para subsanar estos retos en el tratamiento de las aguas en el país.
El análisis de este tema se puede realizar desde la óptica de la generación del recurso, el posterior manejo una vez utilizado y la gobernanza del recurso. En el caso de la generación del recurso se incluyen la disponibilidad del recurso hídrico, la calidad del agua, la extracción, uso y retornos de agua. Una fuerza motriz importante es el crecimiento urbano, que se desarrolla en la zona urbana, rural o costera. En la mayoría de estos casos hay un crecimiento, pero no planificado debido a los escasos planes reguladores cantonales o costeros que existen en el país. Esto conlleva un crecimiento en la demanda de agua a largas distancias o a sitios lejanos que implican una mayor inversión. El crecimiento de actividades turísticas en zonas costeras es otra fuerza motriz que se suma al caso anterior. Las aguas residuales no tratadas son una segunda fuerza motriz que genera las descargas en afluentes naturales, que además van cargadas de diferentes sustancias que aumentan la contaminación superficial.
Otra fuerza motriz es el uso de agroquímicos para optimizarla producción agrícola; las aguas residuales de la producción generalmente llegan a los afluentes naturales y contaminan las aguas, que a su vez genera la muerte de la vida silvestre acuática.
El agua constituye un bien público tutelado por el Estado costarricense, entonces el aprovechamiento ilegal del agua genera una utilización desleal hacia las instituciones del Estado o las Asociaciones Administradoras de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas) o hacia los propietarios privados. Ya que los permisos de extracción de agua deben cancelar un canon de aprovechamiento, fondos que son utilizados para la gestión, la investigación y la protección del recurso hídrico.
Otra fuerza motriz son los cambios en los patrones en el ciclo del agua por efecto del cambio climático en diferentes regiones del país. Zonas con altas tasas de precipitación ahora se han reducido generando una escasez en el recurso aprovechable.
Sitios | Total | Pocentaje |
---|---|---|
Total | 192 | 100% |
Buena calidad | 119 | 82% |
Mala calidad | 73 | 18% |
Fuente: Ministerio de Ambiente y Energía, Dirección de Agua, 2021. |
La acción de la fuerza motriz-presión genera una serie de impactos en el ambiente. Para el caso de agua limpia y saneamiento, se identificaron los siguientes:
El país desarrolló Ríos Limpios como Estrategia Nacional para la Recuperación de Cuencas Urbanas 2020-2030. “La Estrategia pretende concretar avances reales y continuos, pudiendo replicar experiencias en otras microcuencas urbanas y potenciando los servicios ecosistémicos en aras de avanzar hacia la construcción de ciudades sostenibles y resilientes”.
En 2008 se desarrolló el Plan Nacional de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (Plan Nacional De Gestión Integrada De Los Recursos Hídricos, 2008) y en el 2009 se creó la Política Hídrica Nacional. En ambos casos se inició el compromiso del Gobierno de Costa Rica para hacer del agua limpia una prioridad y que esta esté articulada con las políticas ambientales.
Las brechas son acciones que conllevan más tiempo y recursos, mientras que los retos se pueden realizar en corto plazo con menor inversión de recursos.
La conservación in situ en Costa Rica lleva varias décadas de implementarse y el análisis de información para el período 2017-2021 indica que hay dos fuerzas motrices económicas, una institucional y otra social, que inciden sobre este tema. Por parte del Estado costarricense la inversión es escasa para cubrir las necesidades de las diferentes instituciones y programas para la gestión de las áreas silvestres protegidas, el Patrimonio Natural del Estado y los bosques privados. Se les añade la gestión institucional que es limitada en recursos para implementar los planes estratégicos según lo establecido en las políticas y estrategias nacionales. El aumento de la visitación turística en el país ha venido en aumento (excepto por la crisis de la pandemia) gracias a la biodiversidad, los aspectos culturales, los volcanes y ambas costas; esto ha favorecido muchos empleos y actividades económicas ligadas al turismo, pero también ha traído la interacción del ser humano con las especies en su estado natural, que ha generado efectos sobre el comportamiento natural e inclusive en algunos casos pone en riesgo la vida del visitante.
El desarrollo territorial no planificado, la herencia cultural y el mercado de especies exóticas, son las fuerzas motrices identificadas para el tema de causas de pérdida de la biodiversidad. Existen problemas por falta de un desarrollo territorial planificado que en la actualidad está generando atropellos de vida silvestre, electrocución de animales, colisión de aves en ventanas, deterioro de las áreas de protección hídrica, fragmentación del bosque, entre otros.
Las especies exóticas para mascotas, ha generado un incremento en la demanda para satisfacer este mercado. Sin embargo, la liberación accidental, negligente o intencional de estas especies en los ecosistemas naturales está generando la reducción de especies silvestres debido a la competencia entre estas.
El tercer tema de interés son los sistemas productivos, aquí se identificaron tres fuerzas motrices y tres amenazas (presión). El desarrollo territorial no planificado (mencionado anteriormente) genera el cambio de uso del suelo y la expansión urbana debido a la ausencia de planes reguladores o de límites del crecimiento urbano. Tanto en los productores como en los consumidores hay poca conciencia ambiental. Los productores por realizar malas prácticas como las quemas agrícolas, el uso excesivo de productos agroquímicos o alto consumo de agua potable. Los consumidores porque una vez utilizado el producto generan residuos que son desechados sin un manejo adecuado. Claro está que este es un tema que no se puede generalizar a todos los productores o consumidores.
El 91.4% de la superficie total de Costa Rica corresponde al espacio marino con 594.974 kilómetros cuadrados y la superficie terrestre es un 8.6 %. La Cordillera Submarina del Coco con una extensión aproximada de 800 km, es la más extensa bajo la superficie marina.
Los ecosistemas coralinos son parte de los ecosistemas marinos. En este tema se identificaron tres fuerzas motrices. La primera de ellas es el desarrollo de actividades continentales antrópicas, como es el caso de la expansión de la agricultura en las cercanías de las costas. Los residuos líquidos que generan estas actividades producen la eutrofización en aquellos humedales cercanos a la costa, afectan la calidad del agua, favorecen el crecimiento de especies invasoras y afectan la reproducción de vida silvestre marina.
En el caso de la protección a la biodiversidad marina una de las principales amenazas de la vida en los mares es la sobreexplotación de recursos pesqueros, la pesquería captura incidentalmente especies de tortugas, mamíferos y rayas, y potencialmente de aves. Existe también la posibilidad de que las artes de pesca abandonadas afecten a especies de corales. Si bien la pesca de arrastre ha sido prohibida en Costa Rica, este hecho obedece al veto presidencial a la Ley que autoriza su práctica, con lo cual la situación jurídica de la proscripción es muy frágil. La argumentación económica respecto a la pérdida de empleo de las personas que se dedicaban a esta actividad puede eventualmente tomar fuerza y poner en peligro la prohibición, de manera que es de mucha importancia impulsar alternativas concretas de producción y empleabilidad basadas en prácticas no extractivas y con rendimientos mayores que permitan el bienestar de la población costera y se reduzcan la depredación del recurso marino.
Particularmente se analizaron tres tipos de ecosistemas: playas, manglares y humedales. Se identificaron cuatro fuerzas motrices y cinco presiones sobre el ambiente oceánico. La ausencia de planes reguladores costeros, la irregularidad de la tenencia de la tierra y la expansión de la infraestructura urbano-costera, están generando un cambio de uso del suelo en las zonas costeras que llevan a la reducción de humedales y manglares Dependiendo de la zona costera, estas fuerzas motrices pueden estar actuando de forma conjunta.
Cómo se mencionó anteriormente el cambio climático está generando un aumento en el nivel del mar, qué produce una reducción o pérdida de la línea de costa (ej. Cahuita), además de ciertos cambios en las características ecológicas de los humedales.
Los servicios ecosistémicos marinos son el tercer tema de interés en este capítulo, en el cual se identificaron cinco fuerzas motrices y cuatro presiones. Hay ausencia de datos científicos pesqueros a nivel de especie, varias especies no se encuentran actualizados sus datos y se tienen vacíos sobre cuanto se captura de cada especie, todo ello genera que la ausencia de evaluación del estado de las poblaciones de peces. De hecho, la meta 43 de la Estrategia Nacional de Biodiversidad establece que “Al 2020 se conocerán las poblaciones de base de especies prioritarias” pero a la fecha de este análisis reporta un 50% de avance.
La escasez de recursos económicos lleva a una gestión institucional limitada , esto impide el seguimiento y monitoreo de los permisos de pesca otorgados, también está la ausencia de verificadores técnicos de sostenibilidad ambiental . El número de pescadores artesanales en el país se desconoce y las actividades que realizan no cuentan con licencias de pesca.
Las fuerzas motrices citadas anteriormente generan la pesca ilegal, la sobrepesca y la explotación de especies reguladas por la normativa nacional e internacional.
Los impactos derivados de la fuerza motriz-presión se puede clasificar de la siguiente manera (MINAE, 2021):
El país publicó la Política Nacional de Humedales 2017-2030 con el objetivo de gestionar la conservación y uso sostenible de ecosistemas de humedal, en cumplimiento de la Convención relativa a los humedales de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas (Convención de Ramsar). Además, se publicó la Estrategia Nacional de Bioeconomía 2020-2030 cuya visión es “Cimentar una Costa Rica con producción sostenible de alto valor agregado en todas sus regiones y biociudades emergentes, basada en el aprovechamiento justo y equitativo de su biodiversidad, el uso circular de la biomasa y en el progreso biotecnológico del país como sociedad del conocimiento”. También en el 2017 se publicó el decreto ejecutivo 40423-MAG-MINAE-S sobre la prohibición del registro, importación, exportación, entre otros, del Bromacil y su sal de litio.
El programa de pago por servicio ambiental (PSA), el acceso genético y bioquímico por medio de contratos, la tarifa hídrica, son algunos de los ejemplos en los cuales se han creado mecanismos o instrumentos financieros que permiten que el habitante se beneficie económicamente de esos servicios de los ecosistemas, promoviendo el empoderamiento de las comunidades locales, indígenas y buscando soluciones a las interacciones que producen la pérdida de biodiversidad.
La participación ciudadana en la conservación y los beneficios que genera la biodiversidad y su gobernanza ha generado un cambio de paradigma sobre la biodiversidad como capital natural, que el país ha impulsado desde el siglo pasado.
El Inventario Nacional de Humedales realizado para el país en el 2018 se construyó de forma paralela con la Política Nacional de Humedales. El inventario identificó más de 307 mil hectáreas de humedales que fueron registrados debidamente y cuya cartografía se encuentra disponible en el Sistema Nacional de Información Territorial.
La Estrategia Nacional de Biodiversidad 2016-2025, se crea con el objetivo de orientar y encauzar las acciones de conservación y uso sostenible de la biodiversidad en el país. Esta estrategia consta de 7 temas estratégicos de estos al menos 5 mencionan aspectos puntuales en relación con el capítulo de Océano. Asimismo, de las 98 metas nacionales definidas por la estrategia, 32 de ellas se encuentran relacionadas al cumplimiento del ODS 14.
El Plan Nacional de Residuos Marinos 2021-2030 tiene como objetivo general “Coordinar de forma intersectorial la prevención y la gestión integral de los residuos marinos, orientado al mejoramiento de la calidad de los ecosistemas y la salud de las personas. Esta estrategia fue liderada por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae)
La Política Nacional de Humedales 2017-2030, tiene el objetivo de gestionar la conservación y uso sostenible de ecosistemas de humedal, en cumplimiento de la Convención relativa a los humedales de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas (Convención de Ramsar).
La Estrategia Nacional de Control y Vigilancia Marítima fue publicada en 2012, sin embargo actualmente se encuentra en un proceso de actualización, al respecto en diciembre del 2021 se entregó al Viceministerio de Aguas y Mares, el diagnóstico y propuesta de actualización de está.
Los Planes de Ordenamiento Pesquero, establecen las características y regulaciones particulares para el ejercicio de la pesca o acuicultura en las Áreas Marinas para la Pesca Responsable, al respecto según datos de INCOPESCA se cuenta a la fecha con 12 planes elaborados, tres en proceso de actualización y 2 en construcción.
Adicionalmente a los instrumentos mencionados anteriormente se encuentran otros que se encuentran actualmente en procesos de oficialización para su puesta en práctica en el país, dentro de estos se encuentran:
En este momento, la principal brecha para el país es el financiamiento que provea los recursos necesarios para la gestión y conocimiento oportuno de la biodiversidad, sea esta dentro o fuera de las áreas silvestres protegidas y del patrimonio natural del estado. Puntualmente se destacaron temas como la falta de personal, dificultad de atender los casos de denuncias, realizar las investigaciones y el monitoreo de las poblaciones de vida silvestre, etc. Por lo tanto, el reto inmediato es el desarrollo de nuevos esquemas de financiamiento para atender la conservación y uso de la biodiversidad, así como promover prácticas de producción sostenible. Este financiamiento puede ir acompañado de alianzas público-privadas para el desarrollo. Otro reto es el trámite ágil de los casos de delitos ambientales que llegan a la vía judicial, que tardan años en ser resueltos. Como brecha transversal está la necesidad de desarrollar una estrategia nacional de educación ambiental, que aglutina los diversos esfuerzos que se realizan actualmente por parte de las instituciones públicas, la empresa privada, sociedad civil, entre otros, pero que trabajan de manera aislada. De manera tal que se logren unir esfuerzos y ampliar el impacto de estas sobre el comportamiento de la población.
Un tema relevante es la investigación y sistemas de gestión de la información sobre la biodiversidad para la toma de decisiones. El país ha avanzado en la investigación de la biodiversidad, el desarrollo de diferentes plataformas tecnológicas, el diseño de protocolos de monitoreo (áreas silvestres protegidas o corredores biológicos), así como en el diseño de estrategias nacionales, pero aún falta camino por recorrer para dar respuesta al estado de la biodiversidad y la toma de decisiones que esta conlleva. Los esfuerzos son insuficientes y generan dos presiones concretas, la primera es que existe información dispersa y la segunda es que la toma de decisiones se realiza sin la información correcta disponible.
Al igual que en el tema “Biodiversidad”, una fuerza motriz es la herencia cultural que implica la tala ilegal, la deforestación (en pequeña escala), la quema de residuos domiciliarios, entre otros.
Entre 1998 y el 2015, la principal fuente de producción de madera provino de plantaciones forestales, con un aporte aproximado de 9 millones de metros cúbicos, mientras que los terrenos agropecuarios aportaron unos 5 millones de metros cúbicos, y los bosques menos de 1 millón de metros cúbicos. En cuanto al consumo aparente de madera, entre el 2011 y el 2015, se consumieron 3.3 millones de metros cúbicos, principalmente de madera proveniente de plantaciones forestales (55%) y madera importada del exterior (18%).
En el país existe una dinámica de pérdidas de bosque maduro y regeneración de bosque secundario. Para el periodo comprendido entre el 2008 y 2020, en el cual las tasas de deforestación y regeneración podrían ser más representativas de lo que sucede actualmente y en el futuro cercano, la dinámica de pérdidas de cobertura del bosque maduro fue de 45.059 hectáreas, en donde el principal factor es la creación de pastizales, representando un 68% de la pérdida de bosques.
Los ecosistemas boscosos cubren 2.677.304 hectáreas, o 53% del territorio continental del país. En las tierras bajas de Guanacaste y la península de Nicoya en el Pacífico Norte, se encuentra el bosque estacional seco, con una extensión aproximada de 234,164 hectáreas o 4.6% de la cobertura boscosa total del país.
En las zonas caracterizadas por alta pluviosidad con más de 3.000 mm anuales, como la Península de Osa, las Llanuras del Caribe y la Zona Norte, se encuentran los bosques húmedos y lluviosos siempre verdes. Costa Rica, a pesar de su corta extensión geográfica, alberga cerca de 90,000 especies terrestres, aproximadamente el 4.5% de la biodiversidad mundial, lo ubica al país como el de mayor densidad de especies (número de especies por área de territorio).
Se estima que hay más de 12.000 especies de plantas terrestres en el país, de las cuales ya se han descrito más de 10.000 En cuanto a la diversidad faunística del país, el grupo más numeroso es el de los insectos con un estimado de 360.000 especies, de las cuales 66.265 ya han sido descritas.
Años | Porcentaje |
---|---|
2000-2010 | 0,05 |
2010-2015 | 0,56 |
2015-2016 | 0,55 |
2016-2017 | 0,55 |
2017-2018 | 0,54 |
2018-2019 | 0,54* |
2019-2020 | 0,54* |
* Estimación de tendencia |
En los últimos 30 años, políticas nacionales como los Programas de Pagos por Servicios Ambientales, han ayudado a revertir procesos de deforestación que venían desde mediados del siglo pasado, las cuáles han logrado que Costa Rica se posicione internacionalmente como país de vanguardia en cuanto a la conservación y mantenimiento de sus bosques.
En lo que atañe a la sección de Bosques y Producción Forestal Sostenible cabe mencionar una serie de logros país entre los que destacan la consolidación Programa de Pagos de Servicios Ambientales (PSA) como política de Estado, el fortalecimiento del Manejo y Aprovechamiento de Bosques bajo Principios y Criterios de Sostenibilidad, así como avances significativos en la política nacional para Contender con Incendios Forestales. Igualmente fue factible identificar un activo involucramiento de la ONF en incentivar y promover la producción sostenible de madera y hacer visible la contribución y relevancia del sector forestal para el país.
El país realizó su primer Inventario Nacional Forestal en 2013-2014 y en 2019 tomó la decisión de realizar el segundo inventario, proceso que tiene un periodo de realización de 5 años, con una muestra de 445 parcelas. El inventario busca medir los cambios de cobertura y uso de la tierra, con lo cual se articula como un componente relevante dentro del Sistema de Monitoreo de Cobertura y Uso de la Tierra y Ecosistemas.
Según estimaciones de diferentes autores, en las últimas dos décadas,la cobertura de bosques ha aumentado en un 12,1%. Para el 2013, el último mapa oficial realizado indica que la cobertura forestal es de 52.4% del territorio nacional. De todo el CO2 fijado en los bosques de Costa Rica, el 39% se encuentra en áreas protegidas por parte del Estado (principalmente en los Parques Nacionales), y 61% en áreas no protegidas.
Existen aspectos que requieren de una mayor atención. Si bien se ha efectuado esfuerzos para lidiar con la tala ilegal aún no se cuenta en el país con instrumentos robustos que posibiliten contabilizar una reducción de este tipo de actividad.
Del mismo modo, se requieren de acciones en largo plazo para contender con usos alternativos de la tierra (monocultivos, procesos de urbanización, infraestructura turística) que amenazan con la desaparición de la actividad forestal.
El país mantiene importantes desafíos para lograr un futuro verdaderamente sostenible: deforestación, agua, residuos sólidos, producción de electricidad, agroquímicos y contaminación del aire, que representan algunos de los retos ambientales más significativos que se deben atender en relación al ingreso a la OCDE.
Desde la década de 1970, con las primeras medidas en el tema forestal y, luego, la preparación de la conferencia de Kioto y los consecuentes proyectos, Costa Rica se posicionó como líder internacional en el manejo ambiental.
Un conjunto de decisiones gubernamentales tomadas en tres sectores (protección de bosques, generación de electricidad y reducción de emisiones para mitigar los impactos del cambio climático) lograron colocar al país como el primero en revertir la deforestación y en producir el 99,35 % de su electricidad a partir de fuentes renovables. También, la postura comprometida de Costa Rica con la mitigación y la adaptación al cambio climático, al decidir ser carbono neutro en el 2021, contribuyó igualmente al prestigio del país.
Sin embargo, en el 2014, Costa Rica ocupó el lugar 54 en el Índice de Desempeño Ambiental y solamente la posición 168 en Salud de los océanos a nivel global. Eso demuestra que existen desafíos, a pesar de que el Gobierno central, los gobiernos locales y otros actores públicos y privados están muy activos en diseñar e implementar políticas públicas, medidas y programas para el manejo del medio ambiente.
Deforestación. En las últimas 4 décadas, la pérdida de bosque maduro ha sido mayor que la ganancia obtenida con la recuperación de cobertura forestal a través de bosques secundarios. Esto es consecuencia de varios factores, que incluyen cambios estructurales productivos, como la expansión del turismo, la migración de la población rural hacia centros urbanos y, por otra parte, políticas de conservación implementadas por el Estado. La investigadora agrega que el bosque en suelo nacional está cambiando, se pierde el primario y se sustituye por secundario.
Energía. El mayor reto de este sector se ubica en el subsector transporte, la demanda en aumento de combustible fósiles y sus consecuentes emisiones de gases de efecto invernadero y partículas. En este contexto, la emisión de gases y material particulado en altas concentraciones impacta en la salud pública. Entre otros, estos elementos provocan accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, como el asma.
Agroquímicos. El cambio hacia una agricultura intensiva de altos insumos agrícolas y el crecimiento en la producción de índole agrícola han generado un incremento en el consumo de agroquímicos que contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, la importación de plaguicidas durante el periodo 1977-2010 se multiplicó 4.4 veces y Costa Rica lideró tales importaciones per cápita en el mundo. Además, la investigadora asegura que hay estudios que confirman la contaminación del Golfo de Nicoya.
Desechos sólidos. Hasta hace muy poco tiempo, el manejo de los desechos sólidos en Costa Rica respondía a iniciativas personales o comunales. Sin embargo, la cantidad de residuos está en constante aumento. En el 2006, se estimaba que se generaban 2.7 veces más residuos de los que se producían en 1991, esto convierte al manejo de los desechos sólidos en un problema mayor para el país.
Recursos hídricos. Los retos relativos a los agroquímicos y desechos también impactan la calidad del agua, que ya de por sí enfrenta desafíos en cuanto a su manejo. El informe DFOE-AE-IF-01-2013 de la Contraloría General de la República declara que "el país enfrenta un escenario de contaminación hídrica sin control". Además, la noción de un recurso hídrico limitado empezó a implementarse muy recientemente y los desafíos de gobernabilidad, basada en una institucionalidad fragmentada y con competencias que se traslapan, exacerban el problema.
Para Costa Rica, el abordaje de la temática de tierras se encuentra basado en el análisis del ordenamiento del territorio y a los diversos usos del suelo, particularmente los referidos a actividades productivas y extractivas tales como la explotación agropecuaria, forestal y minera, así como también a la instalación y expansión de infraestructura urbana, de transporte y de generación energética.
Una de las fuerzas motrices más importantes en materia de impactos sobre el suelo es el aumento de residuos por consumo de productos tecnológicos, esto se debe al aumento de la población que demanda la producción de nuevas tecnologías y por lo tanto el uso de minerales (ej. Litio); sin embargo, se carece de la investigación suficiente para determinar los lugares idóneos para el depósito y realizar el proceso de reciclaje sin contaminar fuentes de agua.
Otro factor de presión está dado por prácticas de extracción no sostenibles, ya que en la actualidad se continúa con el uso del mercurio o azufre en la extracción minera, lo cual genera una serie de impactos en el ambiente como la contaminación ácida. Aunque existen técnicas para mitigarla, ni el ente privado ni el estatal están invirtiendo en el uso de alternativas para mitigar los impactos.
Estas fuerzas motrices han generado cuatro presiones directas sobre el ambiente. La falta de inversión en investigación genera que haya un desconocimiento del recurso geológico del país, aunque hay un esfuerzo de la Dirección de Geología y Minas, así como de la Universidad de Costa Rica, es insuficiente. Esto conlleva un aumento en la tasa de explotación de los recursos, por ausencia de una línea base que permita conocer cuál es el potencial del país para producir y cuánta explotación debe ser permitida.
Una presión más que tiene el ambiente es la construcción de infraestructura en lugares inadecuados geológicamente, por ausencia de planificación territorial. Algunos ejemplos son la construcción de la ruta 27 (zona minera), ruta 32 (deslizamientos), urbanizaciones en sitios no aptos (caso en Desamparados) o la acumulación de desechos en lugares no adecuados. Estudios realizados con muchos años previos a la construcción y la falta de conocimiento geológico han generado una serie de problemas ambientales, entre ellos la afectación de aguas subterráneas.
Con respecto al tema de exploración minera, se determinaron tres fuerzas motrices:a) deficiencia en los estudios técnicos de exploración minera metálica, b) escasez de recurso humano para el monitoreo de actividades de exploración y extracción, y c) crisis fiscal.
La deficiencia en los estudios técnicos de exploración minera metálica. La exploración previa en el país tiene una fase de prospección, previo a la explotación. En el país se solicita exploración previa solo para la minería metálica, sin embargo, no en todos los casos se realizan los estudios idóneos. En la minería metálica primero hay una etapa de exploración y luego la fase de explotación con sus respectivos permisos, aunque esta última está restringida en el país, solo quedan las mineras subterráneas, posterior al cierre de Crucitas.
La otra fuerza motriz es la escasez de recurso humano para el monitoreo de actividades de exploración y extracción (tema relacionado con la crisis fiscal). El poco personal y la escasez de presupuesto operativo dificulta el monitoreo de actividades de minería. Por ejemplo, en el caso de minería no metálica, los fines de semana hay mucha maquinaría en los ríos extrayendo material porque no hay funcionarios que los lleguen a detener. Por otro lado, está el incremento en la cantidad de usuarios que solicitan los permisos para exploración de oro (minería de papel), mucho de esto influenciado por la difusión en los medios de comunicación sobre el potencial de oro en el país.
Lo anterior está generando una presión sobre el recurso geológico de manera que existe minería ilegal, tanto no metálico como metálico. Este tipo de actividades generan impactos en el ambiente como la contaminación ácida, sobre explotación de los ríos, se dejan de recaudar impuesto, contaminación de fuentes acuíferas, entre otros
La crisis fiscal ha llevado al análisis de la minería como opción de reactivación de la economía, es decir que hay una necesidad de utilizar los recursos naturales del país. Desde la Asamblea Legislativa se han realizado consultas sobre el potencial minero del país, pero no hay fondos para la investigación y esto genera que haya mucho desconocimiento al respecto. Según la DGM, la fase de exploración es algo que debe realizarse de manera general por parte del Estado para tener conocimiento de la situación.
El tercer tema de este análisis es la explotación minera (metálica y no metálica). En este caso se están generando tres amenazas directas al ambiente producto de la explotación minera ilegal, la demanda de recursos no metálicos y el aumento de la construcción en general. Estas presiones son generadas indirectamente por tres fuerzas motrices. La primera FM es la demanda de material no metálico en el Gran Área Metropolitana (GAM), la mayor parte de los materiales de construcción vienen de la Región Huetar Caribe, por lo tanto, hay muchas vagonetas viajando por la ruta 32 que generan impactos como el aumento de consumo de combustible, el aumento en el costo de los materiales, el aumento de emisiones de gases efecto invernadero y mayor inversión en el mantenimiento de la red vial. La demanda de materiales de la GAM es para construcción urbanística, carreteras y demás infraestructura.
La descoordinación interinstitucional se refleja con la demanda de materiales mineros no metálicos, aunque en la GAM no hay ríos que tengan materiales, si hay tajos o canteras que pueden suplir las necesidades del recurso. Sin embargo, los gobiernos locales han permitido desarrollo urbano en las cercanías de estas canteras, entonces existen conflictos al respecto ya que se requiere la extracción de material, pero a la vez esta genera contaminación sónica y residuos calizos.
Otra FM es que Costa Rica exporta materiales de construcción (mineros no metálicos) a la Isla de San Andrés.
Condiciones en el ambiente que se ven afectados por la inacción o las medidas correctivas necesarias.
Los impactos derivados de la fuerza motriz-presión para el recurso geológico se puede clasificar de la siguiente manera:
Afectación en las finanzas del Estado: Es la reducción de ingresos económicos por el no pago de impuestos generados por la minería ilegal.
Inversión económica en el mantenimiento de las rutas nacionales: por el alto tránsito de vehículos pesados con materiales minerales no metálicos desde la Región Huetar Caribe hacia el GAM.
Ausencia de información sobre el potencial de minerales críticos: Hay países realizando búsqueda de material minero metálico como el Litio, debido al auge económico mundial para suplir las necesidades tecnológicas.
Deterioro sobre las rutas nacionales por alto tránsito de camiones pesados: principalmente por el acarreo de materiales desde la Región Huetar Caribe hacia el GAM y otras partes del país
Desconocimiento de la línea base: Se desconoce la línea base y no hay indicadores de seguimiento, por lo cual no se sabe cuál es el potencial del país para producir y cuál debe de ser lo permitido.
Minería de papel: Aumento significativo de solicitudes de exploración minera, sin contar con los recursos económicos para la extracción, pero con la intención buscar inversionistas en caso de la apertura de la extracción.
Seguimiento de las denuncias: debido al poco personal y presupuesto operativo para realizar el monitoreo respectivo de los permisos de exploración o explotación
Otros impactos identificados durante el proceso son los siguientes:
La Estrategia Nacional de Separación, Recuperación y Valorización de Residuos (ENSRVR) contempla la gestión de residuos declarados de manejo especial. En el caso de materiales de minería metálica incluye a los siguientes: carbón-manganeso, carbón-zinc, litio-cadmio, litio y zinc (Ministerio de Salud, 2016).
La DGM realiza un análisis bianual denominado “Diagnóstico Minero por región para el país”, lo anterior como parte del Plan de Control y Coordinación de la Actividad Minera en Costa Rica. Desde el 2013 y hasta el 2020 se ha realizado este análisis, la DGM realiza un informe de acuerdo con las regiones del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN). Estos informes consisten en la situación de la minería por cantón, el monitoreo de las concesiones, tipo de materiales explotados, etc.. Acciones limitadas en atención de quejas ciudadanas e inspecciones de campo.
Las brechas identificadas son las siguientes:
Los retos identificados son los siguientes:
Con respecto al uso de la tierra en relación al ordenamiento territorial se identifican desafíos (presiones) que inciden en la gestión eficiente de este recurso:
El primer tema de análisis corresponde a zonas verdes en territorios urbanos, el cual tiene tres fuerzas motrices que se citan a continuación: a) crecimiento de las áreas urbanas (migración interna), b) débil planificación del ordenamiento territorial (planes reguladores), y c) ausencia de un plan interurbano regional. Al actuar estas fuerzas motrices generan presiones que impactan el ambiente tales como el aumento de infraestructura, desarrollo de asentamientos informales, invasión a las áreas de protección hídrica y aumento de la fragmentación del bosque.
El crecimiento urbano en el Gran Área Metropolitana para el período 2010-2019 creció un 5.2% en superficie, además la densidad es de 75.9 habitantes por hectárea para el 2019. Hay un crecimiento urbano por la migración interna que se suma a la expansión descontrolada del mercado inmobiliario, el cual pocas veces le interesa el resguardo del ambiente y las ciudades eficientes.
Además, hay una débil planificación del ordenamiento territorial por medio de los planes reguladores; según datos del INVU el 50% de las municipalidades tienen la herramienta de ordenamiento, pero hay 19 vigentes de esos 41 planes. Otras 20 municipalidades tienen planes reguladores desactualizados. Otro aspecto importante es que el plan regulador en cuanto a zonas verdes no tiene mucha injerencia, la mayoría de los parques urbanos que existen en el país se han dado por la Ley de Urbanización, ya que cuando se urbaniza se debe dar un espacio para los parques.
La ausencia de un plan interurbano regional se identifica como la tercera fuerza motriz en el tema de zonas verdes en territorios urbanos. Aunque existieron intentos de realizar la planificación regional urbana, estos han fallado. La última fue el Plan Regional Urbano del Gran Área Metropolitana -Prugam.
A nivel urbano, la ausencia de una política de construcción sostenible, la dinámica del mercado inmobiliario y la dificultad de financiamiento y acceso a recursos, son las fuerzas motrices identificadas; que a su vez generan las siguientes presiones que impactan el ambiente: libertad de mercado inmobiliario, pocas oportunidades de empleo, uso de materiales de construcción convencionales y el alto costo de materiales de construcción sostenibles.